Un poema de María Elena Walsh


Los castillos





Los castillos se quedaron solos,

sin princesas ni caballeros.

Solos a la orilla de un río,

vestidos de musgo y silencio.



A las ventanas suben

los pájaros muertos de miedo.

Espían salones vacíos,

abandonados terciopelos.



Ciegas sueñan las armaduras

el más sutil de los sueños.

Reposan de largas batallas,

se miran en libros de cuentos.



Los dragones y las alimañas


no los defendieron del tiempo.

Y los castillos están solos,

tristes de sombras y misterios.





                     María Elena Walsh

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